lunes, 19 de enero de 2009

Frankenstein (1910) – J. Searle Dawley


Cada vez quedamos menos personas con cierta memoria histórica, cinematográficamente hablando. En general solemos ser personas entre 30 y 50 años que crecimos disfrutando de gran cantidad de grandes películas a través de la pequeña pantalla. Personas a las que no les importaba que la película fuera en blanco y negro o en color, que tuviera o careciera de lenguaje hablado. Así, disfrutábamos de igual manera con “Star Wars”, como con “La Mujer Pantera” o con “Metrópolis”.

Actualmente las cadenas de televisión ya no apuestan por cine antiguo (entendiéndose por tal, para estas, aquel realizado antes de 1990) lo que es una verdadera pena. El visionado de todas estas producciones permitian ir elaborando un criterio cinematográfico propio de cierta solvencia. Personalmente me enerva mucho comprobar cómo las nuevas generaciones establecen como joyas del 7º ARTE (con mayúsculas, que a veces nos olvidamos de que lo es), películas cuya principal virtud es el número de explosiones o de efectos especiales presentes. También es curioso como un libro como “El Quijote”, “El Lazarillo de Tormes” o “Fuenteovejuna” siempre tendrá un público fijo (aunque cada vez se lea menos) mientras que el cine mudo o, simplemente, en blanco y negro, es apreciado por un número cada vez más reducido de personas. Quizás va siendo hora que, tanto desde las Administraciones como desde las cadenas de televisión, exista un mayor interés por fomentarlo, rescatarlo y difundirlo.

Todo esto viene a cuento por la crítica de la película de hoy ya que el cine de principios del siglo XX es cada vez más desconocido por la gente. Esto es una pena ya que nos encontramos con verdaderas joyas del cine como la comentada.

Se suele conocer esta producción como “El Frankenstein de Edison” por ser este su productor. Es una película de un solo rollo y con una duración muy reducida (12 minutos la que vi y enlacé yo, aunque tanto en imdb como en la Wikipedia hablan de una versión de 16 minutos). Lógicamente, al tratarse de una obra de 1910, es muda.

La historia de Frankenstein no creo que haga mucha falta contarla ya que todo el mundo la conoce. El doctor Frankenstein (Augustus Phillips) tras pasar dos años fuera completando sus estudios, regresa a su hogar y a los brazos de su novia (Mary Fuller). Durante ese tiempo había descubierto el modo de crear nueva vida (no, no es lo que estáis pensando) mediante pocimas secretas. Así, en un laboratorio llevó a cabo un experimento creando un ser que, en un momento de maldad, hizo deforme (Charles Ogle). Ese monstruo que, en un principio había huido, decidirá seguir al doctor a su hogar, donde será vencido gracias a la fuerza del amor.

La verdad es que es una de las mejores versiones de Frankenstein que he podido ver. El ser es completamente diferente al que puso de moda posteriormente “El Doctor Frankenstein” de James Wale (ni mejor ni peor, sólo diferente) y la verdad es que, para la época de la que estamos hablando, impresiona. Es jorobado, con melena revuelta así como grandes manos y pies. Para colmo viste una especie de taparrabos a lo “Tarzán” (producción que comentaré en otro momento).

Llama la atención que es el único (que yo sepa) que es creado mediante el proceso de llenar un caldero de productos químicos. El efecto de la formación es verdaderamente simple y destacable por lo rudimentario de los efectos especiales. En verdad lo que hicieron fue quemar un muñeco dentro de un caldero y después, montar lo grabado al revés (que se aprecia en el humo que baja en vez de subir). Me imagino lo impresionante que debió de ser en aquella época ver este tipo de ilusiones.

La interpretación de los actores principales es totalmente histriónica, como no podía ser de otra manera en los albores del cine que además se apoyaba totalmente en el teatro (decorados, actores,...). Quizás la menos exagerada (curiosamente) sea la de Charles Ogle que se mueve por los decorados a la manera de un simio, lo que le da una gran intensidad a su representación.

Los decorados son los propios de una obra de teatro y, aunque se reducen a 4 localizaciones, están bastante conseguidos. Es interesante el uso que se hace, en la habitación del doctor, de un espejo de cuerpo entero y que permite tener un mayor campo de visión de la habitación.

Llama la atención una escena final en la que se encuentran frente a frente, doctor y monstruo, en distintos lados del espejo quizás indicando el carácter maligno de Frankenstein. Esta maldad del personaje estaría más marcada en el ciclo que la Hammer le dedicó bastantes años después.

“Frankenstein” es una gran película que pese a su reducida duración, y a las libertades de contenido tomadas, logra mantener la esencia de la célebre obra de Mary Shelley. Totalmente recomendable tanto como documento histórico de la historia del cine como por lo interesante de la adaptación.

NOTA FINAL: 9




Carnivorous (2008) – Drew Maxwell


No sé si es que las atraigo yo, o es que realmente me gustan y de manera inconsciente caigo en ellas pero es que no es normal que últimamente vea, una y otra vez, variaciones de “Saw”.

En este caso, sin embargo, el tema de un grupo de personas encerradas contra su voluntad, en un lugar misterioso, tiene una cierta variación.

La historia nos cuenta de Kate una joven cuyo automóvil sufre un pinchazo en una carretera perdida en el medio de la nada. Allí es atacada por un hombre misterioso. Cuando recobra el conocimiento, aparece junto a unos desconocidos, en el interior de una extrañas catacumbas. Mientras intentan resolver cómo llegaron allí y quién los llevó, escuchan unos terroríficos gruñidos. Estos proceden de un grupo de monstruos que los atacan sin piedad. La única solución que les queda es la de huir e intentar encontrar la salida.

Tengo que reconocer que dentro del que casi podemos llamar subgénero de “secuestro y encierro” no es de las peores. Con esto no quiero decir que sea buena, pero tampoco es mala.

Todo está rodado con fondo azul cosa que en algunos momentos es vistoso aunque en otros queda algo cutre. Cuando empecé a verla me recordó aquellos videojuegos de los 90, tipo “Dark Seed”, en que aparecían imágenes de personajes reales moviéndose por un decorado pintado. Lo bueno que tiene esta forma de rodaje es que, como en este caso, con poco dinero se pueden hacer entornos muy imaginativos.

Los demonios que atacan a los protagonistas (les llamo así como una forma de definirlos, a los demonios no a los protagonistas), poseen un diseño logrado aunque se ve mucho que se trata de CGIs (imágenes generadas por ordenador). En bastantes ocasiones casi parece que te encuentras viendo la introducción de un videojuego de terror. Esto hubiera quedado perfecto como explicación de la historia, lamentablemente, no es así. El desenlace es más previsible (copiado de una famosa película de terror de últimos de los 70, que no diré para no destripar el final). Los fondos además me recordaban mucho a una de las fases iniciales del “Tomb Raider” (que también aparece en el “Tomb Raider Anniversary”).

Los personajes son algo más planos que los típicos de este tipo de producciones (el ataque demoníaco tampoco permite muchas presentaciones). Lo malo es que esta falta de conocimiento de los personajes, que en principio podía ser justificada por el poco tiempo que pasa entre que son liberados en los túneles y el primer ataque, es algo accidental ya que hay algunos protagonistas de los que te comentan algo y otros totalmente misteriosos.

Hay unas cuantas escenas que me gustaría comentar por el poco sentido que tienen y lo poco que aportan a la historia.

En un momento, unos cuantos de los secuestrados se encuentran en un gran anfiteatro en cuyo centro hay una serie de armas para coger (machetes fundamentalmente) y una joven, totalmente desnuda, apresada. Cuando la enfocan de cuerpo entero, la parte de la entrepierna aparece con un gran pixelado. ¿Qué sentido tiene si no se encuentran dentro de un videojuego? Además que se ve relativamente lejos con lo cual no hacia falta esto. Es algo totalmente gratuito.

En otra escena, Kate se encuentra a otro secuestrado que lleva allí ya algún tiempo. Ambos se pasas 10 minutos conversando cosas sin sentido, diálogo del que no sacas nada claro. Casi parece pensado para rellenar tiempo.

Otra más. En un primer momento nos dan a entender que los bichos son casi indestructibles pero hacia el final, vemos que la protagonista se los carga a dos manos (a lo mejor no lo había hecho antes por no mancharse con la sangre).

Tengo que decir que el final (evitando contar nada) es bastante malo y te hace tener la sensación de que perdiste hora y pico de tu tiempo. Por si fuera poco, hay un segundo final que hace la cosa más absurda todavía.

Los actores no son como para tirar tracas pero la mayoría cumplen con el papel asignado. Al ser personajes tan planos, no se puede lucir nadie por mucho empeño que tenga.

En resumen, una idea que no está totalmente desaprovechada pero que podría haber dado más de sí, quitando algunas incoherencias, dándole un par de vueltas al guión y con algo más de presupuesto, la cosa mejoraría. No obstante, entretiene casi todo el metraje.

PUNTUACIÓN FINAL: 4,5